Uno sale de su casa, de su tierra, y se va a trabajar a otros mundos. Digo otros mundos porque Árfrica es otro mundo. La gravedad de la tierra es la misma, el sufrimiento y las alegrías de las personas son las mismas aunque por razones distintas. Hablar en otro idioma pero soñar en el propio. Ver cosas inimaginables y estar solo hasta lo más profundo. Decía Ciorán que uno no habita un país, habita un idioma. Eso es una verdad, o por lo menos yo lo he sentido, incluso en España. Enfin, unas fotos de Congo: bellezas de atardecer, gentes y soledad enmedio del océano.

Cuando se ha vivido en otros mundos la casa de uno se hace más grande. Se echa de menos la tierra, pero el amor a la tierra se convierte en un amor transversal y el amor se universaliza cuando la casa de uno es donde es capaz de hacer fotografías que lo emocionen.


Espero que os guten.

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