Jugábamos en el puerto y mi tercer hijo estaba cansado. Las piernas no le seguían y no podía correr detrás de los otros dos que corrían de aquí para allá.


El sol se acababa de poner y él, se puso a disfrutar de las vistas de la bahía. Me acerqué y me coloqué a su lado. Cuando se dio cuenta me miro y "click".


Espero que os guste.