Llegando a la glorieta de embajadores. Todo sucede en el tiempo de un latido: la chica acaricia la nuca del chicho y acerca su cara. El tiempo de un latido en el que el fotógrafo es invisible. El amor hace que separemos a una persona de entre millones de personas. La foto es una cápsula de tiempo infinito. Si alguna vez rozamos la inmortalidad, es ahí: en ese tiempo del beso.