Estoy de acuerdo con Andoni cuando dice que hay que tomar un poco de distancia para apreciar las fotos que uno hace. Yo añadiría a ese aprecio un componente de nostalgia del tiempo en que se hicieron, en cómo estaba uno/a, qué hacía uno/a en aquel sitio.
Es curioso pero tengo la impresión -una impresión inflada por el incienso que se quema en mi salón, el té que me estoy bebiendo a las 2 de la mañana y el disco de Jordi Savall "El espíritu de Armenia" que estoy escuchando sin cesar desde que lo compré el sábado pasado- que las fotos saben, que tienen memoria o sentimiento y que necesitan estar escondidas un tiempo, o en un carrete o en un disco duro o en una tarjeta, pero escondidas sin ver la luz hasta que se dé el momento para que salgan. Hablo de las fotos que a mi me gustan, ya no tanto de las que hago, sino de las que me gustaría hacer y que a veces van y me salen. A veces.
Casi nunca he sacado mis fotos de Argelia, creo que 3 o 4 andan por el disco duro en la carpeta "fotos para sacar". La mayoría de ellas las hice desde el coche, en muchas de ellas sale parte de la ventanilla del auto y muy desenfocadas. Una Canon 30D y un sigma 18-200 poco luminoso. Vamos, nada de lo que estamos acostumbrados a ver, vender y comprar por aquí.
Os dejo una pequeña selección de lo que dió de sí una semana en Argelia. Ah, y animaos y comprar ese disco de música de Armenia del sello de Savall, es muy inspirador para rebuscar entre la basura algunas fotos.
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