Mucho tiempo alejado de este foro, las circunstancias mandan. Siento deciros que no tengo el suficiente nivel como para hablar de técnica fotográfica, me limitaré a exponer unas breves notas sobre equipo y en las siguientes aportaciones compartiré lo que más me gusta, ideas y experiencias sobre el acto de fotografiar.

Solemos perder mucho tiempo y energía en tomar decisiones sobre nuestro equipo fotográfico, sobre todo en lo que se refiere a decidir marcas y modelos. Esta práctica nos conduce a menudo hacia la insatisfacción periódica con nuestro material y al sometimiento de lo que le interesa al mercado fotográfico.

Tengamos claras algunas líneas básicas:


  • Hoy día cualquier cámara y objetivo nos permitirá tomar una foto magnífica.
  • La técnica fotográfica es algo indispensable, pero solo para obtener el resultado expresivo que hayamos decidido. Una fotografía perfecta desde el punto de vista técnico no tiene por qué ser buena.
  • El equipo que tengamos es algo totalmente subjetivo y dependerá fundamentalmente del tipo de fotografía que practiquemos.
  • Lo importante de nuestro equipo fotográfico es que:
    • Nos permita hacer el tipo de fotografías que nos gustan.
    • Nos sintamos cómodos con él desde un punto de vista físico y psicológico.
    • Conozcamos su funcionamiento perfectamente.
    • Nos olvidemos de hablar de él y nos dediquemos a lo importante…. fotografiar.


No creo que alguien cuestione que, en cuestión de equipo, lo más importante para un fotógrafo son “los cristales”, nuestros queridos objetivos. Tampoco discutiremos que los cuerpos de las cámaras nos serán infieles tarde o temprano, pero que un buen objetivo siempre nos acompañará. Por tanto, adquiriremos los mejores que nuestro presupuesto permita.
Con todos mis respetos y admiración quiero dejar de lado campos tan interesantes como la fotografía de fauna, el mundo de la macrofotografía y otras especialidades afines. No entraremos, en este momento, en la dicotomía objetivos fijos o zoom. Vayamos a la fotografía que hacemos la mayoría de nosotros y hablemos solo de distancias focales, referidas a un formato completo.
Nuestro apreciado maestro Henri Cartier Bresson, a pesar de usar unos pocos objetivos, decía que con un 50 mm se podía viajar fotografiando “todo por todo el mundo”. El actual presidente de Leica, Andreas Kaufmann, añade el ruego que esa idea no la difundamos o su compañía se hundiría irremisiblemente.
Lo determinante de un objetivo es su calidad óptica y la compresión de planos que realice en la toma. Hay fotógrafos “fifty man/woman” o “thirtyfive man/woman” pero entre un 24mm y un 90 mm “anda el juego” en el 90% de nuestras fotografías. Por lo que respecta a mis gustos, por debajo de un 24 mm, me tendría que acercar mucho al sujeto para darle una correcta representación. Por encima de un 90 mm, el sujeto está muy lejos y no puedo interactuar convenientemente con él.
Si me obligaran a elegir una sola distancia focal o fuese tan cómodo de no querer cambiar nunca el objetivo de mi cámara, usaría un 35 mm.
Si los dioses me permitiesen usar dos distancias focales, sin dudar tendría un 50 mm y un angular que podría ser un 28 mm o un 24 mm.
Si puedo llegar al lujo de usar tres distancias focales estas serían un 50 mm, un 28 mm o 24 mm y un 75 mm o un 90 m.

Este verano he "descubierto" el Emarit 28 mm. ¿qué os puedo contar de él que no sepáis?, posiblemente nada nuevo, es pequeño, cómodo de manejar, técnicamente magnífico, compañero indispensable en recorridos urbanos donde el espacio para movernos escasea y sobre todo que nos centra en lo que considero más importante, componer. No hay que preocuparse de mucho más.

Un saludo a todos.

Miguel Rufino