Estaban tan ensimismadas que ni se percataron que mi máquina de matar, el Rey de la oscuridad, les apuntaba desde un metro y medio escondido entre las sombras de la noche cual cazador furtivo.
Por supuesto a f0.95 y cómo no con la Monochrom, esa maravilla de la tecnología digital y tal y tal.
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